Padre e hijo formados en la UNT proyectan la ciencia tucumana desde Lules hasta Australia

Aunque hoy estén en puntos opuestos del mapa, Juan y Facundo comparten un mismo eje: la ciencia aplicada como herramienta real para mejorar la producción de alimentos.

Actualidad27/11/2025Redacción SLCRedacción SLC
UNT

La historia de Juan y Facundo Fernández, formados en la Facultad de Agronomía y Zootecnia de la Universidad Nacional de Tucumán, une dos geografías distantes y una misma vocación: aplicar la ciencia para transformar la producción de alimentos. Mientras el hijo lleva la agronomía tucumana a un invernadero de última tecnología en Australia, el padre impulsa innovaciones ecológicas que están cambiando el modo de cultivar en Lules y los Valles.

Hace un año y medio, Facundo Fernández se instaló en Queensland, Australia, donde hoy es responsable del manejo integral de una finca dedicada a la producción hidropónica de higos. En Bundaberg trabaja como manager del cultivo, coordina al personal y supervisa plantas que crecen en macetas con fibra de coco y riego por goteo. Explica que el sistema, completamente automatizado, regula el invernadero mediante software, calefacción interna y equipos especiales que permiten cosechar frutos en plantas de hasta siete metros de altura.

Aunque reconoce que esta tecnología podría implementarse en Argentina, advierte que la inversión inicial es muy elevada. De su paso por la UNT destaca la sólida formación que le permitió desempeñarse sin dificultades, más allá del particular desafío del inglés australiano.

Mientras tanto, en Tucumán, Juan Fernández continúa desarrollando prácticas que apuntan a una agricultura más sustentable. Desde Lules logró reducir de 35 o 40 aplicaciones de agroquímicos en tomate a una o ninguna por campaña mediante el uso de feromonas para controlar la tuta absoluta. Esta técnica, basada en la atracción del macho hacia un recipiente con agua y aceite, permite disminuir de forma drástica la población de la plaga y avanzar hacia un tomate prácticamente libre de residuos tóxicos.

Paralelamente, junto a su equipo, trabaja en los Valles tucumanos para hacer más sustentables los cultivos de papa semilla y soja mediante el uso de bacterias benéficas que controlan nematodos, picudos, chinches y orugas con una eficacia similar o superior a los métodos convencionales.

A pesar de la distancia, padre e hijo comparten el mismo hilo conductor: la ciencia aplicada como herramienta real para mejorar la producción y la calidad de los alimentos. Los une también la UNT, donde uno enseña desde hace décadas y donde el otro se formó para liderar un invernadero de alta tecnología en el extranjero.

Para Facundo, la universidad fue la plataforma que le abrió las puertas del mundo; para Juan, sigue siendo el lugar desde donde se impulsa una agricultura más sustentable y saludable. En ambos casos, la agronomía tucumana se proyecta más allá de las aulas, creciendo en los campos, en los laboratorios y en las familias que hacen de la ciencia una forma de vida.

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