Padre Marcelo Durango: “La venta y consumo de droga no paró de crecer, es un problema de toda la sociedad”

El sacerdote analizó cómo avanzó este flagelo en la provincia y la importancia de los hogares y fundaciones en la lucha contra el consumo problemático.

Actualidad21/11/2025Redacción SLCRedacción SLC
Padre Marcelo Durango

El Padre Marcelo Durango, referente de los Hogares de Cristo en Tucumán, advirtió en Sin Letra Chica que la provincia atraviesa un momento crítico frente al avance del narcotráfico y el consumo problemático. Señaló que Tucumán “ha dejado de ser un lugar de paso, a ser un lugar de producción” y remarcó que “la droga no solo viene de afuera, sino que se produce aquí. La droga es un gran negocio”. 

Durango subrayó que en los barrios la realidad se percibe sin matices. “La percepción es que ha aumentado permanentemente y la curva se fue haciendo más pronunciada, de la venta y el consumo”, indicó. En ese contexto, describió con crudeza el modo en el que los jóvenes viven su vínculo con las sustancias. 

“Los mismos chicos que te cuentan de su consumo, te dicen que la droga es un suicidio a cuotas. Otros curas de otras parroquias tuvieron hasta 18 casos de suicidios”, aseguró.

Para el sacerdote, lo que está verdaderamente en disputa es el horizonte vital de las personas más vulnerables. “El sentido de la vida es lo que está en juego. Los que venden droga, venden muerte. Los que consumen, no quieren vivir así porque hay algo en su vida que no los hace felices y no lo pueden manejar y buscan una salida”, puntualizó.

Durango explicó que la pobreza agrava cada una de estas problemáticas. “La pobreza trae más situaciones de vulnerabilidad”, sostuvo, y definió el consumo como un fenómeno “multicausal y multidimensional”. “El que está en una situación de vulnerabilidad social estará mucho más expuesto a esa pérdida de sentido y a la oferta fácil de la droga y violencia”, aseveró.

En este contexto, los Hogares de Cristo han ampliado su presencia territorial. “Nosotros tenemos dos espacios que tienen que ver con presencias en distintos barrios. Luego comenzaron a llegar los niños, las madres, los hermanos. Tienen espacio para jóvenes, adultos, niños, con diferentes talleres y propuestas terapéuticas para quienes quieran dejar el consumo”, señaló.

Pese a estos esfuerzos, Durango reconoció que la problemática continúa en ascenso. “La venta y el consumo no paró de crecer. Este no es un problema de algunas personas, es de la sociedad, de cómo nos estamos vinculando como sociedad”, alegó. En ese sentido, resaltó que la tarea de los Hogares es la de “abrir una comunidad que trata de contener cuando otras instituciones hacen agua y ni la familia pueden contener”.

Finalmente, el sacerdote insistió en que la recuperación no es solo material, sino profundamente humana. “Cuando uno toca fondo por el consumo, no cree que puede llegar a ser feliz en la vida. Solo el afecto de alguien que te toca el corazón, que te muestra que valés y podés vivir una manera distinta te puede dar ánimos. Lo más lindo es cuando la comunidad se da cuenta de esto”, concluyó.

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